Un mundo al borde del cortocircuito

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En réplica o añadido al texto "Tiempos de crispación y antagonismo" de Juan Gabriel Tokatlian.



Enlace al texto: http://elpais.com/elpais/2014/07/28/opinion/1406562335_801235.html


En el texto se hace un planteamiento de las relaciones internacionales de hoy en día que nos lleva a metaforizar la situación de manera que el mundo es una gran regleta que se está sobrecargando de conexiones, las cuales están en una montaña rusa de subidas y bajadas de voltaje que pueden desembocar en una diferencia de impedancia que provoque un cortocircuito.


En esta regleta se plantean cuatro enchufes principales en las que hay conectadas cuatro conexiones que están dando lugar a la sobretensión. La primera es la conexión internacional. En la que a esta se refiere, los electrones, que vienen a ser el poder económico y la influencia, se están desplazando desde un territorio principal, que es Occidente, al resto del globo. Oriente y el Sur del mundo están ganando importancia. Claros son los casos como el aumento de poder en China, que desde 2008 se ha convertido en la segunda potencia económica mundial, según su PIB. Todo principalmente debido a su industrialización y su gran capacidad demográfica, lo que ha llevado a un gran crecimiento y que la situaría en el puesto número uno como potencia mundial en los próximos dos años. Y es que el hecho de haber sacado de la pobreza a 23 millones de chinos es un hecho económico abrumador. Algo parecido pasa con India, que se beneficia de los mismos factores que su vecina China, su elevada expansión demográfica y su reciente avance en las tecnologías y el sector servicios han servido para llegar al tercer país por PIB. Todo ello supone un aumento de sillas en la gran mesa que se encarga de tomar las decisiones, por lo que se deberán satisfacer más necesidades y un mayor repartimiento del poder, lo cual acaba creando tensiones entre los distintos asistentes a la gran mesa.


La siguiente conexión la llamaremos mundial, en la que se incluyen distintas baterías que proporcionan la energía al sistema, así como resistencias incluidas en el circuito. Las grandes multinacionales son, hoy en día, agresivos devoradores de las empresas emergentes más pequeñas, haciéndose así con el monopolio de los mercados y estableciendo las condiciones y predisposiciones que ellos quieran imponer. Aunque el poder internacional se está dividiendo entre más manos está habiendo un crecimiento en el abismo que separa a los poderosos de los no poderosos, provocando así una sociedad clasicista que retorna atrás en el tiempo y que genera grupos criminales como el de Al Qaeda o el Estado Islámico que reclaman su parte del pastel. Todo ello viene a generar una inseguridad por el empleo y la desindustrialización en determinadas zonas ya desarrolladas, por el simple hecho de que cuesta menos montar una sucursal de llamadas o una fábrica de zapatillas en la India que en España.


En la conexión institucional, que incluye a las organizaciones y regímenes que han predominado desde la Guerra Fría, se ha hablado de dos conceptos que me parecen interesantes de desarrollar. Por un lado, el unilateralismo “agresivo” ¿y por qué agresivo? Pues bien, si el unilateralismo trata sobre la imposición de intereses, valores y principios por parte de un miembro de la Sociedad Internacional al resto, se le ha añadido el adjetivo de agresivo para remarcar aun más su connotación negativa y lo perjudicial que este comportamiento puede resultar ahora mismo en una potencia como Rusia. Porque, ahora mismo, hay una necesidad de cooperación y colaboración por parte de todos. Esta última reflexión nos lleva al otro lado, el concepto de multilateralismo “oportunista” y nos volvemos a preguntar ¿por qué oportunista? Porque bien es cierto que se necesita de la coordinación y contribución de todos, pero hasta ahora ha habido dudas de si esto se ha llevado a cabo correctamente. Nos lo ponen muy en duda los casos de Irak o Libia, que no han sido del todo satisfactorios. Lo que ha llevado a añadir otro adjetivo a este multilateralismo, el adjetivo “eficaz” para que quede claro que así debe ser.


Para finalizar, la última conexión es la interna. Dentro de cada estado estamos presenciando una declaración pública a favor de una democracia REAL. Son cada vez más los movimientos que lo proclaman. Desde las primaveras árabes que surgieron allá por 2010, pasando por la gran influencia del movimiento 15-M en el 2011 guiado por el lema:”Democracia real ¡YA!”, hasta llegar a las últimas protestas pro democracia llevadas a cabo por estudiantes en Hong Kong. A lo sumo, nos demuestra que pese a haber tenido evoluciones en las democracias el pueblo sigue pidiendo más soberanía.


Para concluir, Juan Gabriel nos habla de que esta regleta que está sobrecargada debe comenzar un ajuste y redistribución de la energía. Para ello puede darse la solución de eliminar componentes o reducir el sistema, la cuestión es el cómo. Desde mi punto de vista, no estoy muy seguro de cómo debiera hacerse este reajuste o cambio de fórmula, pero de lo que estoy seguro es de que debe ser el producto de una mesa redonda entre la comunidad internacional para que den una solución consensuada por todos, basándose en la Declaración Universal de Derechos Humanos pero que contenga especificaciones dentro de cada territorio, debido, por supuesto, a las diferencias que existen entre países. Todos deben tener los mismos derechos y unas obligaciones adecuadas a las condiciones de cada Estado. Tal vez, esto se vería facilitado por el pacto de un modelo de gobierno democrático común en todos los países, aunque esto ya lo veo mucho más fantasioso.

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